El oeste de Estados Unidos quiere dejar algo claro: los refugiados son bienvenidos. Después de la discusión nacional sobre el reasentamiento de refugiados, la mayoría de los estados occidentales, excepto Wyoming, acordaron participar en él, dando a los inmigrantes una sutil victoria muy necesaria en 2020.
El año pasado, la administración Trump anunció que los estados y las localidades tendrían que escoger aceptar acoger refugiados en sus municipios, y les dio hasta el 21 de enero para entregar una decisión por escrito. Texas fue el único estado que formalmente declinó, y aunque condados como Maine y Minnesota simbólicamente votaron «no», la mayor parte del oeste no solo estuvo de acuerdo con la idea de convertirse en el hogar de refugiados, sino que acogieron la idea con beneplácito.
“California ha sostenido durante mucho tiempo la idea de que la aceptación y el apoyo a los refugiados en su reasentamiento es un esfuerzo humanitario imperativo que beneficia a todas las comunidades de California”, la asambleísta Eloise Gómez Reyes dijo en un comunicado de prensa para un proyecto de ley que busca otorgar a los refugiados un adicional de 8 meses de asistencia monetaria en el estado.
Mientras tanto, a crisis de los refugiados a nivel mundial se está fortaleciendo. Según las Naciones Unidas (ONU), incluso con el aumento de 14% en el número de refugiados reasentados el año pasado, «persiste una tremenda brecha entre las necesidades de reasentamiento y los lugares disponibles». En 2020, su objetivo es reasentar hasta 70,000 refugiados, pero se espera que encuentren obstáculos importantes.
El año pasado, el país con el mayor número de salidas de reasentamiento facilitadas por el ACNUR fue Estados Unidos, seguido de Canadá, Reino Unido, Suecia y Alemania. Para este año, la administración Trump ha reducido los números de reasentamiento de su país líder en casi la mitad, pasando de 30,000 a 18,000 admisiones anuales. En comparación con el límite de 110,000 de 2017, es una disminución del 83% en las admisiones de refugiados en tres años.
«Las personas no eligen desarraigar sus vidas y mudarse a otro país por diversión», Jeremy Wendt, un minnesotano que apoya la posibilidad de reasentar a los refugiados en su comunidad, dijo al Bemidji Pioneer. «Lo hacen porque les está resultando muy difícil decisiones que mi familia y yo nunca hemos enfrentado «.
De los más de 63,000 refugiados reasentados el año pasado, el mayor número se originó en Siria, la República Democrática del Congo y Myanmar.