Un nuevo estudio de la Universidad de Duke, publicado a principios de agosto, muestra que las mascarillas de algodón de doble capa, reutilizables, son una forma eficaz de filtrar las gotas en el aire que transportan el COVID-19. Esto es una buena noticia para las personas que han estado usando, haciendo y vendiendo mascarillas reusables para protegerse contra la transmisión del coronavirus.
Doris Tapia, una niñera profesional en Manhattan, decidió lanzar su propio negocio de mascarillas, The Smart Thread, durante el comienzo de la pandemia cuando estaban muy escasas. Durante los últimos meses, Tapia y su hija, Samantha, han estado elaborando y vendiendo mascarillas de algodón desde su hogar en el vecindario de Washington Heights. Juntas, han diseñado una variedad de telas y estampados, desde florales hasta la bandera peruana. Y el negocio aún continúa expandiéndose. Más recientemente, introdujeron una nueva línea de productos: jabones artesanales, llenos de flores e ingredientes naturales.
Tapia también es miembra y formadora de compañeras del capítulo de Nueva York de La Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar, la organización matriz de La Alianza Noticias. Ahora se ha dedicado a motivar a sus compañeras y otras trabajadoras del hogar a dar el salto y también comenzar sus propios ajetreos. En una entrevista telefónica hecha recientemente, La Alianza tuvo la oportunidad de hablar con ella sobre la creación de The Smart Thread y la capacidad que todas tenemos para aprovechar nuestra creatividad.
La Alianza: ¿Cómo fue que usted comenzó su negocio de hacer máscaras?
Doris Tapia: Cuando empezó la pandemia, no había máscaras. Era, Dios mío, tan difícil. Si encontrabas en línea estaban carísimos, incluso los descartables. Mi hija, dijo, “no sé si comienzo a coser.” Y comenzamos a buscar. Entonces comenzamos hacer así, una y otra. Después digo, ¿Sabes qué? Yo creo que es mejor que vamos a buscar telas. Eso fue muy difícil. En ese tiempo no había nada abierto. Todo estaba cerrado. Entonces, conseguimos una telita por aquí y otra por aya. Ayudándole a ella, hicimos como diez. Yo me acuerdo el primer día que lo posteé en la red todos decían, “quiero esta,” “quiero cinco,” “quiero diez.” Y yo dije, ¡Oh my God! ¡Dios mio! ¿Y ahora de dónde sacas tantas materias?
Siempre estoy buscando más modelos: algo más cómodo, algo más apropiado para la temporada, algo más fresco o algo más caliente, colores y eso. Los tres meses que estoy en la casa yo seguía trabajando todos los días, a veces en las noches. Gracias a Dios la gente nos sigue pidiendo, les gusta el material y el acabado. Porque esa parte mi hija y yo somos muy meticulosas, hasta el hilo. [Mi hija] no quiere usar un hilo que sea terrible y se vaya a romper rapidísimo. Sobre todo: calidad. Ella me dice, “No, no. El nombre nuestro está ahí, así que tiene que ser un buen producto.
LA: Me parece que hay un deseo para tener máscaras hechas a mano. ¿Has visto a otras trabajadoras del hogar que también han tratado de comenzar su propio negocio en esto?
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