Uncategorized

Cómo una Niñera Inició un Negocio de Mascarillas

Pinterest LinkedIn Tumblr

DT: Sí, en el edificio donde yo trabajo hay una amiga que la quiero mucho, ya son como doce años que la conozco. Ella tenía un poquito de temor. Me decía, “¡Ay! yo lo vendo, pero lo vendo a mi familia desde lejos.” “Pero ponlo en Facebook,” le dije. Y me dice, “Ay, no. Es que mucha gente vende máscaras.” Igual, hay mucha gente niñeras y mucha gente vendedora de ropa. Y me alegró mucho que ella lo postio. Yo dije, ¡Guau, buenísimo! Porque los colores que ella tiene yo no los tengo o ella tiene otros círculos, y si va vender. Para todos no va a llover de repente, pero puede caer algo para poder sobrevivir. Más que todo les mantiene ocupadas porque están en casa y [pueden] producir también.

LA: ¿Adónde has podido conseguir los productos para hacer las máscaras? 

DT: En línea. Eso sí, esperamos un mes o un mes y quince días de muchos sitios en línea. Como todo estaba cerrado, hasta los correos sabes que estaban bien lentos, todo demoraba. Pero de alguno de los lados iba llegar. Esa fue la estrategia. Y la verdad es que nos funcionó. Claro que no pedimos cantidades enormes. Pero lo que pedíamos si llegaba de algún lado y nunca nos hundimos en la necesidad de estar en apuros. 

LA: ¿Cuáles son las plataformas que has usado para vender?

DT: Hemos estado usando solamente las redes de Facebook e Instagram. De una persona pasa otra. Porque ellas lo comparten. Yo, en todo este tiempo, no se cuantos amigos yo e hecho que mandaban y decían, “Pues aceptame para poder hacer los pedidos y ver mas cosas.” 

LA: ¿Has tenido alguna comunicación con otras trabajadoras que han perdido su empleo?

DT: Recién ahora, nosotras entre trabajadoras nos hemos estado juntando así en grupos pequeños. Lo cual ha sido muy beneficioso porque nos hemos estado dando apoyo moral. Para todas ha sido y sigue siendo un paso muy fuerte estar encerradas y con muchas preocupaciones de no tener cómo mantener el hogar y pagar la renta. Hablar es una terapia. 

LA: ¿Fue afectado su trabajo por el COVID-19?

DT: Yo la verdad no me puedo quejar. He tenido mucha suerte porque mis empleadores me han estado ayudando en todo este tiempo de la pandemia porque he dejado de trabajar casi tres meses. No como muchas trabajadoras que se han visto 100 por ciento afectadas. 

LA: Está bien difícil la cosa. 

DT: Pero hay que hacer lo mejor que uno puede y seguir de todas maneras tomando entrenamientos que son muy importantes. Yo siempre les digo a [las trabajadoras en mi grupo] que hay que estar preparadas [para regresar al trabajo], no a última hora. Por ejemplo, pedir una certificación de primeros auxilios. Para los empleadores es una gran cosa que hagas estos entrenamientos. 

Nos juntamos muchas amigas que nos conocimos en las asambleas [de La Alianza]. Tenemos un grupo grande. Pues empecé a vender las mascaras. [Una amiga] empezó hacer con todos los productos que tenía que eran frutas y vegetales, ella empezó a embajarlos. Y la otra agarró y empezó hacer jabones. Entonces yo le dije, “Déjame ayudarte.” Le compré un tanto y empecé a regalarlo para hacerle publicidad. Y le digo, “Oye está teniendo aceptación su producto. ¿Será que hacemos un negocio? Yo lo distribuyo en Nueva York.” Y ella me dice, “¿Sabes que? Tengo una mejor idea: mejor hazlo tú.” ¡Pero jabones! 

Y mira que ese es el siguiente producto. Yo ya he estado regalando las muestras y ha tenido mucha aceptación. Entonces ahorita estoy trabajando en eso. Secando flores y rayando el limón y cosas de la avena, moliendola, y aprendiendo. Yo digo, pues, es un mercado que va seguir en línea, pues ahí seguimos. 

LA: A pesar de el dinero, ¿cuáles han sido los beneficios que has tenido?

DT: Yo creo estar en contacto con las personas. Tener el enlace con ellas, con mucha gente nueva. Y también de repente tener más contacto con mi hija porque, yo te digo, ella ya tiene 23 años y en este país es tan duro. Yo soy madre soltera y todos esos años me iba a trabajar todo el día. Venía la noche y el tiempo que pasaba con ella era mínimo. Entonces, al estar en casa con la presencia de ella, eso fue unas de las mejores ganancias, tener el tiempo para disfrutar con ella. 

LA: ¿Tienes algún consejo para alguien que quiera comenzar a vender máscaras o abrir su propio negocio?

DT: Yo les diría: háganlo. Todo es posible. Yo pienso que a veces tenemos miedo. Nos cerramos de una cosa. Pero a veces no vemos el talento que tenemos por dentro. Yo he visto compañeras que han empezado a vender pan, pan dulce, pan salado. Han empezado a ser creativas. Es el miedo de pensar ¿será que me van a comprar o no? Yo pienso no dudarlo. Tírate a la piscina. Porque si vas a estar esperando, no se va dar. Tienes que empezar a dar el primer paso y el camino se va ir despejando poquito a poco. Hay muchos retos; no es fácil. Pero poco a poco uno va saliendo. Lo primero es dejar ese temor. Dejar esa mentalidad de que no se puede. Lo que estás haciendo está bien y sí se va vender. O sea, hay cien mil competencias en el mercado. Pero yo sé qué se va caer. De una u otra manera, a alguien por ahi le va gustar y ese alguien te va conectar con otros. Y así es una cadena. 

*Esta entrevista ha sido editada y condensada para que el artículo sea más claro. 

Ingrese al botón  «Ir a la página anterior»  si desea volver a revisar la información.

Ir a la página anterior

Ir a la página anterior

Este artículo llega a usted a través de una asociación sin fines de lucro y de redacción con nuestros amigos de La Alianza. Haga click AQUÍ para conocer más de La Alianza.