Inmigración

En Todo el País, Las Estatuas de Opresores Continúan Cayendo

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El mes pasado, Cristóbal Colón fue decapitado, se estrelló contra una acera de concreto y cayó en picada al fondo de un lago. Un movimiento para derribar monumentos ha llevado a los Afroamericanos, Latinos, Nativos y aliados a destruir las estatuas del colonizador pionero de este continente y cambiar la conversación sobre quiénes, como nación, elegimos conmemorar.

Las estatuas comenzaron a caer después del asesinato de George Floyd, un hombre Afroamericano que murió a manos de la policía el 26 de mayo. Las protestas que siguieron a su muerte marcaron una nueva fase de enérgicas manifestaciones públicas cuando un recinto policial fue incendiado. En cuestión de días, las llamadas para destituir a la policía alimentaron una conversación nacional sobre la supremacía blanca y los símbolos públicos llenos de esclavitud, segregación y discriminación. El 1ero de julio, los funcionarios en Boston votaron para quitar una estatua de Lincoln con un hombre afroamericano liberado a sus pies.

Desde que comenzó este movimiento de desmontaje, grupos de personas (en algunos casos cientos) se han unido para desfigurar, destruir y celebrar la destrucción de estos monumentos. En ciudades como Richmond, Raleigh y Houston, estas acciones han sido respaldadas por políticas públicas para eliminar estos símbolos de racismo.

Una de estas remociones ocurrió en Albuquerque, Nuevo México, el 15 de junio, donde una estatua del colonizador Juan de Oñate resultó con miembros de un grupo de milicias blancas disparando contra los manifestantes. La razón por la que los activistas querían quitar la estatua en primer lugar fue porque «Oñate fue un asesino y violador», explicó Elena Ortiz (que también se le conoce con el nombre indígena de Ohkay Owingeh) a Indianz.com. Ella dirige el grupo activista de Santa Fe, The Red Nation.

Para muchas personas afroamericanas, Latinas y Nativas como Ortiz, rendir homenaje a líderes como George Washington y Cristóbal Colón significa idolatrar a quienes secuestraron, violaron y torturaron a sus antepasados ​​en los Estados Unidos y en toda América Latina, señaló.

Luis Peña, otro activista de Nuevo México, dice que los monumentos públicos son una forma para que una sociedad moldee la historia. Comenzó una petición para eliminar una estatua separada de Oñate en Río Arriba, al norte de Santa Fe, antes de que fuera derribada. “Los símbolos son importantes, dan forma a la manera en que ingerimos el mundo. Al reclamar estos símbolos, tenemos la oportunidad de contar un lado de la historia que ha quedado fuera de los libros ”, dijo.

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