Veinticinco refugiados camboyanos fueron deportados por la administración de Trump a mediados de enero, siende este el primer grupo de refugiados de la nación del sudeste asiático en enfrentar la deportación en 2020. La deportación de estos refugiados de la Guerra de Vietnam no tiene precedentes, y el número de deportaciones ha aumentado de manera constante bajo la administración actual, a pesar que los acuerdos entre los Estados Unidos y Camboya han estado vigentes durante décadas.
«ICE, está acabando con una generación de refugiados camboyanos que en su mayoría llegaron a los Estados Unidos cuando eran bebés «, dijo el abogado Kevin Lo a Washington Monthly. «Es desgarrador que los padres y abuelos que sobrevivieron al genocidio para llevar a sus hijos a un lugar seguro ahora los están perdiendo con la deportación en su vejez».
Bill Herod, fundador de la Organización de Ayuda de Vulnerabilidad Khmer, dice que 40 deportados camboyanos han muerto desde 2002, con seis muertes ocurridas desde noviembre. Al menos seis deportados se han suicidado.
«La etiqueta de muerte por deportación podría aplicarse fácilmente a aquellos que han sido diagnosticados con condiciones físicas o de salud mental severas antes de la deportación», dijo Herod. «El shock psicológico de la deportación es más un factor en algunas de estas muertes que la calidad de la atención médica de Camboya».
Muchos deportados camboyanos nunca han estado en Camboya, y mucho menos hablan el idioma o conocen a alguien que actualmente vive allí. Y las deportaciones subrayan varios aspectos preocupantes y complejos de la historia entre los Estados Unidos y las naciones involucradas.
En medio de la Guerra de Vietnam (1965-1973), EE. UU. arrojó más explosivos en Camboya (2,7 millones de toneladas) que los aliados en toda la Segunda Guerra Mundial. La población del país en ese momento era más pequeña que la de la ciudad de Nueva York. Las estimaciones son vagas sobre cuántas personas fueron asesinadas, que van desde los cientos de miles y van aumentando desde allí, pero nadie tiene una idea precisa del número de muertos durante ese tiempo.
Estos bombardeos crearon oleadas enteras de refugiados e inmigrantes que huyeron a Phnom Penh, lo que desestabilizó el equilibrio urbano-rural del país. El conflicto minó el delicado suministro de alimentos de Camboya y los ciudadanos se quedaron hambrientos, comiendo corteza de los árboles para sobrevivir cerca del final de la guerra.
Muchos argumentan que el bombardeo dio lugar al brutal régimen Khmer Rouge, derivado del vacío de poder dejado por las redadas. Miles de refugiados de Camboya y Vietnam nacieron en campamentos en Filipinas y Tailandia, que finalmente terminaron en los EE. UU.
Las órdenes de expulsión se han dirigido a los refugiados camboyanos que tienen algún tipo de antecedentes penales. Pero el Instituto Cato clasificó todas las deportaciones de ICE de 2009 a 2017 por la gravedad de la condena penal, y descubrió que solo el 12 por ciento había cometido crímenes violentos, y solo el 0.6 por ciento fueron condenados por asesinato.
La Ley de Inmigración y Nacionalidad, establecida en 1965, clasifica ciertos delitos como «delitos graves» para los fines de inmigración. Pero la definición incluye muchos cargos, que van desde crímenes severos como asesinato, hasta no violentos como fraude. En 2017, la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que el INA y su definición de delito grave agravado era inconstitucionalmente vago.
En una opinión plural, la jueza Elena Kagan argumentó que «la deportación es una pena particularmente severa, que puede ser de mayor preocupación para un extranjero condenado que cualquier posible sentencia de cárcel».
